He vuelto a las andadas
he vuelto a enloquecer
lo vi escrito en la luna
luna creciente
he vuelto a enloquecer
lo vi escrito en la luna
luna creciente
Pues sí, aquí estamos de nuevo. Había ganas, y también un pinchazo de culpabilidad cada vez que pensaba en el blog, como el que se siente cuando se mira esa maceta seca de la terraza, o ese grifo que vamos a arreglar un día de estos. Nada nuevo; lo mismo que siento siempre que paso un tiempo largo sin actualizar. Aunque sí, vale: nunca había tardado tanto como esta vez. Pero hace ya un tiempo leí a Aitor Solar, aka Entropía, no sé si en Facebook o en alguna caverna parecida, ni sé muy bien si estaré parafraseando muy fielmente, que más vale sentirse culpable por no actualizar el blog que actualizarlo deprisa y corriendo, sin aportar contenido de calidad ni fondo.
Retorno cual Jedi. La desazón
que me causaba haber abandonado el blog era tan incómoda como compartir ascensor con Darth Vader. |
No sé si lo haré mejor o peor, ni quiero hacerlo con tanto descanso que se quede en nada, pero sí que retomo la actividad. Menos preocupado por gustar o llamar la atención, quizá (¿cuánta gente lee blogs ahora?), y reconociendo esta bitácora como lo que ha sido durante estos años: un ejercicio fenomenal para la escritura, una diversión, un lugar para la puesta en orden de las propias ideas y un punto de encuentro con las de todos vosotros.
Para terminar esta entrada de
En mi última entrada antes del parón os anunciaba mi participación en El abismo mecánico, antología resultado del I Premio Cápside-CIFICOM (del que me llevé el alegrón de quedar segundo). Desde aquello, hace ya la friolera de un año largo, he continuado escribiendo pero a un ritmo más lento de lo que acostumbraba, por diferentes obligaciones. Podéis ver por las portadas de la derecha (si me leéis desde un ordenador) que mis publicaciones de relatos en antologías de varios autores han caído en picado desde entonces; 2015 cerró sin que os anunciase la aparición de mis relatos El juego de la oca degollada y Aquello gritó bajo la lluvia en las antologías Círculos infernales y Bestiario de lo sobrenatural II: Noche de brujas, respectivamente, haciendo un total de seis relatos publicados solo en ese año. Este 2016, sin embargo, envié a convocatorias solo dos relatos, los únicos que he escrito. De nuevo hubo alegrón, eso sí, y uno de ellos fue seleccionado de nuevo en la II Antología CIFICOM.
Entre los motivos de esta sequía de lo breve también hay uno positivo. Y es que si publico poco relato, envío poco relato y en definitiva escribo poco relato, es porque estando falto de tiempo prefiero centrarme en las distancias largas. Ya no tengo como antes la posibilidad de compatibilizar la escritura de una docena de relatos con una novela a lo largo del año, así que toca focalizar. Ojalá se alineen los planetas (y los comités editoriales de lectura) y pronto pueda anunciar la publicación de alguna de mis novelas de ciencia ficción... pero aún no está esa nave en el horizonte.
La falta de nuevos relatos en papel se ha visto más que paliada por la aparición de mi tercer libro en solitario, Quién tiene miedo a morir, como os anunciaba ya en mi anterior entrada. Sigue haciendo la misma ilusión, y es todo un empuje para continuar dando caña.
Y hablando de dar caña hay más que anunciar, aunque ya fuera del apartado literario. Como muchos sabéis, la música es una faceta muy importante de mi vida. Tras disolverse definitivamente mi anterior banda por nuestras diferentes situaciones laborales y geográficas me encontraba huérfano en lo musical, pero esta primavera de 2016 encontré a una gente estupenda aquí en Zaragoza y ya tenemos nuestro primer disco: Misantropía, un EP de cuatro temas con el que ir dándonos a conocer. ¡Deseadnos suerte!
Eso es todo por ahora, creo. Pronto volverán las reseñas, especialemente esa cruzada que proponías, Morgan. Las noticias que puedan interesar a un aficionado a la ciencia ficción. Los artículos de literatura y cultura friki, minoritaria y peleona. Los relatos. Y todas las demás locuras.
¡Nos leemos!