El II Concurso homenaje a John William Polidori, en la línea de otros como el célebre Hislibris, fue un certamen abierto y participativo en el que todos los relatos participantes podían ser leídos por cualquiera y en el que una parte importante de la decisión final recaía sobre un jurado popular y voluntario. El tema: el vampirismo.
Como suele ser en estos casos, el certamen tiene dos valores añadidos si lo comparamos con otros más convencionales. Primero, permite ver las cosas desde el otro lado, ponerte en la piel de un jurado y descubrir que no es tan fácil ser imparcial, encontrar el equilibrio correcto entre rigor y magnanimidad, ceñirte a las bases y en definitiva sacar una selección digna; y que, aunque se logre todo esto, tu selección no tiene por qué parecerse demasiado a las de los otros. Y segundo, es una de las maneras más fáciles y rápidas de obtener un montón de feedback, useasé, de descubrir lo que un buen número de personas diferentes piensan sobre tu relato, las sensaciones que les despierta, lo que les ha gustado más y lo que menos. Y esto, para los que nos pasamos las horas manchando folios (o llenando de bytes de caracter de cadena de texto ficheros punto erre te efe, punto o de te o punto doc) significa mucho. Muchísimo.
Siendo así, servidor aprovechó el certamen, por un lado, para experimentar con recursos que estoy poco acostumbrado a utilizar y, por otro, para incordiar con mi opinión acerca de los límites de las bases y predicar con el ejemplo presentando dos relatos en los que hay vampirismo, pero no vampiros. Sobra decir que el resultado fue desigual entre los jueces, pero aunque fuese por los pelos entré en esta antología conmemorativa. En realidad lo que me ilusiona es haber participado en la decisión del jurado popular, haber estado ahí desde los primeros días del certamen, haber dado mi opinión sobre cada relato y haber debatido con los compañeros. Me parece que ha quedado una antología bien chula, y es gracias al esfuerzo de los autores, lectores y colaboradores de un certamen ni mejor ni peor: distinto.
Está a la venta en Amazon en formato Kindle y en papel (impresión bajo demanda) a unos 2€ y a unos 7€, respectivamente. Además de las trece historias vampíricas seleccionadas en el certamen, incluye una nueva traducción de El vampiro del propio Polidori realizada para la ocasión por Juan Ángel Laguna Edroso (escritor, administrador del portal Ociozero y editor de Saco de Huesos), y también un relato breve de Ignacio Cid, cuyo nombre quizá os suene de la reseña que hice por aquí a su Texturas del miedo hace ya un par de años (cómo pasa el tiempo, leñe) y que tras El osito cochambre, se encuentra en promoción de su tercer libro en solitario: Nudos de cereza (y habrá que estar atentos a más trabajos en el futuro inmediato, se dice, se comenta).
Os dejo con la descripción del producto en Amazon:
John William Polidori es el paradigma del autor devorado por el mito del vampiro. A pesar del indudable valor de su aportación al imaginario moderno con la creación de Lord Ruthven, este joven poeta se vio eclipsado por la sombra del genio Lord Byron, quien irónicamente sirvió de modelo para ese mismo vampiro aristocrático. Es por ello que hemos querido reivindicar, a través de su figura, a todos aquellos autores y narradores que han aportado al género sin que sus nombres se inscriban en letras de oro, o incluso a veces siendo pasto del olvido. Ese es el espíritu de nuestro Concurso homenaje a Polidori, y también de esta colección, que busca servir de palestra a escritores sin consideración alguna sobre su trayectoria o su adecuación al mercado.
En esta segunda convocatoria del certamen, cuya temática era el vampirismo, hemos seleccionado trece perspectivas sobre el vampiro. Son relatos cortos que conforman un complejo mosaico: beben de fuentes mitológicas, actualizan el mito al trasfondo contemporáneo, juegan con las claves del género pulp, incorporan elementos cinematográficos, reflexionan sobre el concepto del vampirismo... buscan, en definitiva, su propia voz para trabajar con un monstruo que se ha erigido uno de los pilares indispensables del género de terror. Como complemento, se incluyen dos relatos adicionales: «El vampiro», de John William Polidori, que hemos vuelto a traducir para la ocasión, y «Cuando se supone que una madre abraza a un monstruo», la visión de nuestro jurado de honor Ignacio Cid Hermoso.
En próximos números de nuestro Bestiario de lo sobrenatural visitaremos nuevos mitos a través de nuestro concurso homenaje. De momento, podéis disfrutar de estas quince historias sobre succionadores de sangre, de vida.
La antología incluye los siguientes relatos:
El vampiro, por John William Polidori
El bosque del arcoíris, por Pedro Moscatel
Tres monumentos a mi agonía, por Ángeles Mora
Vampiros en La Habana, por Covadonga González-Pola
Defixio, por Gloria T. Dauden
Comer con los ojos, por Gema del Prado Marugán
Te doy mi sangre, por L.G. Morgan
El origen de los hematófagos, por Ángel Elgue
Billion Dollar Betsy, por Javier Fernández Bilbao
La dulce Núria, por Óscar Muñoz Caneiro
Los dos mundos de Lord Barrymore, por Edgar Sega
Sangre, Billy Idol y la Carretera de los Muertos, por Sergio Pérez-Corvo
Sangre, por Enrique Cordobés
Negocios, por José Manuel Fernández Aguilera
Cuando se supone que una madre abraza a un monstruo, por Ignacio Cid Hermoso
Más información en www.sacodehuesos.com