-Confiésalo: eres un esclavo del pensamiento lineal -dijo Susanita, de nueve años, mientras recogían las piezas del ajedrez tridimensional.
-Alguien tiene que serlo -adujo Carlitos, de ocho-. ¿Si no a quién utilizaríais como mal ejemplo los abanderados del lateral thinking?
-Siempre tan cínico.
-Solo digo que el pensamiento es convergente por un motivo. Nuestros procesos lógicos tienden a darnos soluciones automáticas ya prediseñadas porque las necesitamos para nuestra supervivencia. Si un coche va a atropellarte, te apartas, no dices: "¡Vaya, me pregunto que ocurriría si me lanzase de cabeza entre las ruedas tarareando la marsellesa!".
La señorita Pereira se excusó para abandonar el aula durante unos minutos. Ya había advertido a los niños de que esperaba una llamada importante.
-De acuerdo, y qué me dices del conductor del coche.
-Qué conductor.
-El conductor del coche que te va a atropellar. Digamos que ha perdido el control del vehículo, y este derrapa sobre el hielo.
-Y ya puestos digamos que el hombre va hasta las cejas de ácido.
-No seas quisquilloso.
-Está bien, a dónde quieres llegar.
-Su instinto le dicta que trate de retomar el control del coche, cuando en realidad debería mantener la calma y no girar el volante.
-Está bien -aceptó Carlitos a regañadientes-. Déjame plantearte entonces un acertijo de esos que tanto os gustan, de esos que os abren la mente y os hacen sentir tan pagados de vosotros mismos.
-Cuidado con ese tono, Carlitos -dijo la señorita Pereira, que acababa de entrar de nuevo en la clase.
-¿Cómo volcarías -continuó el niño haciendo caso omiso de la profesora- medio litro de un brick de leche, dejando otro medio litro dentro del brick?
La niña arrugó su pequeña frente.
-No tengo todo el día -la apuró él.
-Es que no me has dado información suficiente.
-Está bien, digamos que es leche semidesnatada.
-No tiene gracia. Espera, es una truco. ¿No hay ningún recipiente con que medir la leche?
-No, no hay ningún truco. Solo tienes el brick.
-Está bien, me rindo. ¿Cómo lo haces?
-Lo inclinas cuarenta y cinco grados hasta que la esquina inferior se alínie con la esquina superior, en posición romboide. De ese modo divides el interior en dos prismas triangulares iguales; toda la leche que quede por encima de esa línea se vierte, y el resto queda en el interior.
Susanita no podía aguantar la risa.
-Qué.
-Nada.
-¡¿Qué?!
-Niños, no os peleéis -comenzó la señorita Pereira, quien ya veía venir el berrinche de Carlitos.
Finalmente Susanita estalló en carcajadas.
-¡Olvidaste abrir el brick!
El niño ese que has puesto da escalofríos...
ResponderEliminarMuy bueno el relato. El ajedrez tridimensional me recordó a la serie original de Star Tek xD.
muy entretenido el relato. Gracias!muy entretenido el relato. Gracias!
ResponderEliminarEn efecto, el ajedrez está sacado de ahí xD. Gracias a los dos por pasaros.
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